lunes, 12 de diciembre de 2016

11 Razones por las que Seguimos Aprendiendo en Nuestro Hogar después de 11 años!

Hay muchas razones por las que decidimos comenzar a educar a nuestros hijos en nuestro hogar. Comparto algunas que hacen que 11 años después querramos seguir haciéndolo.



1. ¡Aprender en casa es lo más natural que hay! 
Así lo dispuso Dios cuando nos dejó a cargo de nuestros padres para aprender cuando éramos niños: en el corazón de un hogar que nos brinda seguridad e identidad. Crecemos y aprendemos lo escencial para la vida. ¡Hasta Jesús mismo nació en el seno de una familia amorosa! Aprendemos mucho más que conocimiento académico. Aprendemos lo que es vivir en familia, vivir en sociedad, cultivar un hogar, administrar recursos, tiempo, servir a otros y tanto más. Los chicos aprenden de la vida más real que hay. Ven como se gana el dinero trabajando, como se lo administra, como se cocina, se limpia, se viaja, etc. etc.
La gente suele decir que es raro que no mandamos los chicos a la escuela. No es nada raro... es bien natural.

2. Nos permite estar juntos como familia. 
Podemos generar vínculos estrechos y profundos y dejar que Cristo moldee nuestro carácter para ser más como el suyo. Les da a los chicos un marco de amor y seguridad ideal para el aprendizaje. Están despreocupados y tranquilos, en condiciones ideales para incorporar conocimiento. Permite que los hermanos se conozcan, sean amigos, compartan aprendizajes y amistades. Se disfruten.

3. Permite sociabilizarnos de acuerdo a los mandatos de Jesús. 
Estando juntos aprendemos a amar como Jesús ama, a ser amables, serviciales. A ser pacientes. Tolerantes unos con otros. A perdonar. A dar. A considerar al otro como más importante. A escuchar. A respetar.  A amar aún a nuestros enemigos, a los que nos agreden. En estos años, el Señor ha puesto muchas otras familias que viven según este patrón de sociabilización y damos gracias por otros niños que se tratan de esta manera con nuestros hijos. Relacionarnos de esta manera no solo es posible, sino que es lo que da testimonio de que somos discípulos (aprendices) de Jesús.

4. Nos permite recordar nuestra más profunda identidad. 
Somos hijos de Dios. Valiosos. Preciosos. Peregrinos y extranjeros en el mundo. Estamos de paso. Somos santos. Apartados para Dios. Pero también somos pecadores necesitados de Su gracia.

5. Nos permite disfrutar de la presencia de Dios a diario, vivir el Reino de Dios. 
Tener la libertad de orar, leer la Palabra, buscar y alabar a Dios es tan valioso! Nuestros hijos tienen esa libertad y son motivados a cultivar su relación con Dios a diario. Esto sería mucho más difícil en un ámbito escolar.

6. Es la manera más práctica de discipular a nuestros hijos. 
Es como lo hizo Jesús. Estando con nuestros primeros discípulos, nuestros hijos, durante la mayor parte del tiempo nos permite conocerlos en profundidad. Cada momento es un momento oportuno para el aprendizaje. Podemos ser ejemplos para ellos. Esto nos obliga a crecer en nuestra capacidad de vivir lo que enseñamos y nos desafía a vivir lo que aprendemos. Somos transformados.

7. Podemos aprovechar bien el tiempo. 
Ahorramos tiempo de viáticos y ahorramos embotellamientos. Pero por sobre todo, disfrutamos cada momento del día sin corridas y sin agendas externas. Podemos elegir como vivir cada día con total libertad, desde el horario en que nos levantamos a lo que hacemos. Podemos ser interrumpidos, podemos estar disponibles para otros, y podemos aprender a hacer el mejor uso de nuestro tiempo a diario de acuerdo a las prioridades de Dios. Podemos disponer de más tiempo para las cosas más prioritarias.


8. ¡Tenemos el privilegio de leer mucho! 
La Palabra de Dios en primer lugar.  Y muchos libros que nos abren la mente y el corazón, que nos sensibilizan con otras realidades, que despiertan nuestra curiosidad, etc. Tenemos y nos hacemos el tiempo para leer. Solos y juntos en familia.

9. Podemos investigar aquello que nos interesa.
Desarrollar la capacidad de estar siempre satisfaciendo la curiosidad de lo que no sabemos. No hace falta esperar. En cuanto surge una duda, buscamos evacuarla haciendo uso de los recursos tecnológicos disponibles. No nos quedamos con la duda.

10. Nos permite estar en contacto con la naturaleza. 
Al no tener que aprender dentro de un aula, tenemos libertad para estar más tiempo afuera, aprendiendo en el ámbito que mejor nos plazca. A veces el jardín, a veces el río, a veces un parque. Depende del día, del clima, de nuestras ganas de disfrutar la preciosa creación de Dios.

11. Nos permite viajar y hospedar. 
Es precioso ver como, aún estando en casa, Dios abre oportunidades innumerables para estar con y aprender de otros. Nuestro hogar es un hogar abierto. Muchas personas diferentes han pasado por casa. A su vez, hemos viajado y sido hospedados por muchos. Estas experiencias han enriquecido tanto nuestro aprender. Tenemos la libertad para recibir gente y para viajar en cualquier momento. Esto abre muchas oportunidades para interactuar con otros.

Se me ocurren muchas, muchas cosas más. Lo que sí se, es que después de 11 años, vuelvo a elegir una y otra vez, esto a lo cual nos llevó el Señor, de dejar la escuela para aprender en casa. Y doy gracias a Dios por guiar nuestros pasos a este camino precioso en familia y a Su lado.




4 comentarios:

  1. Hola Silvina! Mi nombre es Luciana de Rosario, hoy leo por primera vez tu blog y me encanta! La verdad es excelente y te agradezco mucho que dediques tiempo para compartirnos lo que hacen, todo lo que leí me anima y me enseña!

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  2. Comparto lo que dice Lu Santore, ya comenté en otras entradas que hiciste pero comentaría en todas porque desde ayer que estoy leyendo todo en orden. Me encanta que compartas tu experiencia. Yo soy de Buenos Aires Provincia, la verdad que aún no soy mamá pero ya tenemos en claro con mi marido que vamos a optar por educar en casa. Estoy aprendiendo todo lo necesario pero tu blog me encantó tanto que leo y leo. Suerte!

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  3. Hola Lu! Qué alegría saber que te sirve lo que comparto y que bueno que seas previsora para aprender!! :)

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