jueves, 23 de abril de 2020

Aprendiendo en tiempos de Cuarentena

Estos días de cuarentena han sido buenos para aprender en nuestro hogar. Me imagino que en todos.


Aprendimos a hacer cosas que antes no habíamos hecho o por falta de necesidad o por falta de tiempo: recetas nuevas, arreglos en la casa, cuidar una huerta... todo en proceso todavía!

Al preguntarle a Jesús, nuestro Maestro, que quería El que aprendiéramos
 en este tiempo lo escuchamos decirnos en su Palabra:



"Aprendan de mi que soy manso y humilde de corazón." Mateo 11:29

En su agenda está que aprendamos humildad.

¿Cómo aprender humildad?

La teoría es fácil... Wikipedia la define así:

La humildad es una característica que consiste en tener constancia de nuestras virtudes y defectos y obrar de acuerdo a esto. Es lo opuesto a la soberbia y la arrogancia. Y es un valor fundamental para convivir armoniosamente en sociedad.

En esta cuarentena Jesús trajo el tema de la humildad a nuestro hogar en la teoría desde muchos aspectos.

Cuando empezó la pandemia recordamos esa promesa de que si su pueblo se humillara... y lo escuchamos pedirnos que nos humillemos... Nosotros, su pueblo, que aprendamos humildad como primer paso para pedir que El sane la tierra.

Lo vimos querer enseñarnos esto en la Pascua... antes de la cruz lo vimos lavándole los pies a sus discípulos y diciendonos:

Ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. 
Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, 
también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 
Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. 
Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, 
y ningún mensajero es más que el que lo envió. 
¿Entienden esto? Dichoso serán si lo ponen en práctica.
Juan 13:13-17

Contemplamos el tema desde muchas facetas, pero las cosas no se aprenden si no se practican.

Para ser humildes tenemos que tener la práctica de humillarnos voluntariamente. No una sola vez. Todo el tiempo.

Estos días sigo aprendiendo en nuestro hogar. Pasó más de un mes de convivencia. Los que están en casa ven lo mejor de mi pero sin duda son los que también ven lo peor.

Cuando mi esposo o mis hijos me marcan algo que les molesta de mi, algo que tengo que corregir es una oportunidad para practicar la teoría...

Mi primer instinto es a pensar que en realidad yo soy mejor de como el otro me ve y por eso me ofendo, me duelo, me enojo y me defiendo... o escucho a Jesús decirme: "aprende de mi que soy manso y humilde de corazón."

A veces somos tan complicados que ni se nos animan a marcarnos el error porque saben que no lo vamos a reconocer, o cuando nos lo marcaron vieron nuestro enojo, que salimos a la defensiva o que fue el comienzo de alguna pelea.

Entonces pasa que las personas nos empiezan a evitar... se oponen a nosotros, nos resisten... No solo las personas...

"Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes." Santiago 4:6

Cuando me pasa esto siendo mamá tengo un problema grande: dejo de amar y pierdo mi autoridad para enseñar.

¡Jesús tiene tanta autoridad para pedirnos que aprendamos de El!  El no nos enseñó desde la teoría. El es humilde porque eligió humillarse.

Por eso nos dice en su Palabra:
"La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
quien, siendo por naturaleza Dios, 
no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente
tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y al manifestarse como hombre se humilló a si mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre
para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra
y debajo de la tierra,
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor
para gloria de Dios padre." Filipenses 2:5-11

Si Dios, el Creador, el que nunca pecó y a quien nunca hubo que corregir nada, si aquel en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento, se humilló desde que nació hasta que murió, ¿cómo pensar que yo no tengo que humillarme? ¿Cómo suponer que el camino es defenderme?

La recompensa de este aprendizaje práctico es enorme:

Nos parecemos a nuestro Maestro.
Hallamos descanso para nuestras almas.
Somos dichosos.
Recibimos gracia de Dios.

Si nos humillamos, El a su debido tiempo nos va a exaltar.

En estos días Jesús me recuerda que la mansedumbre y la humildad son necesarias para amar.

El amor no se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente... mansedumbre.
El amor no es jactancioso ni orgulloso... humildad.

Pero también son necesarias para enseñar... solo podemos enseñar desde el ejemplo.

¡Qué enorme alivio saber que no solo Dios no dejó la teoría, el ejemplo, las oportunidades diarias para ponerlo en práctica sino también nos da de Su Espíritu Santo para vivirlo!

"En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas." Galanas 5:22-23

Tenemos toda una vida para practicar la humillación... quizá sea el camino para aprender humildad...

¿Qué estás aprendiendo en tu hogar en estos días de cuarentena?















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