domingo, 23 de abril de 2017

La Importancia de la Obediencia

Pareciera que en el mundo actual la obediencia tuviera una connotación negativa. Como que obedecer estuviera a ligado a la falta de libertad. A veces se asume que el que obedece se somete a una autoridad que tiende ser mala y abusiva. Percibo una resistencia en la sociedad que nos rodea a la obediencia. A su vez, se ve cada vez menos. Menos de los niños que nos rodean obedecen a sus padres. Aún en la iglesia. Cada vez menos los niños obedecen a sus maestros. ¿Y los adultos? Interesante ver que cada vez menos los padres obedecen las leyes, las normas de tránsito, las autoridades, y a Dios mismo.

Enseñar a nuestros hijos a obedecer es algo muy bueno. Necesario. Y tiene una connotación muy positiva. Jesús dijo,




En esta frase, Jesús ligó la obediencia a dos valores importantes: al amor y a la libertad. La libertad se ve en que no estamos obligados a obedecer. Desde el jardín del Edén esto fue así. El amor se ve en que cuando elegimos obedecer a Dios reconocemos que lo que El nos pide es para nuestro bien. Al hacer lo que nos pide, demostramos que lo amamos.

Al pensar en este tema es bueno preguntarnos como padres:
¿Vemos la obediencia con una connotación negativa? ¿Como la sociedad? 
¿Vemos la obediencia como algo bueno y necesario? ¿Como Jesús la ve? 
¿Vemos la importancia de enseñar a nuestros hijos a obedecernos? 
¿Vemos la trascendencia eterna de que aprendamos a obedecer a Dios?
¿La necesidad de enseñar a nuestros hijos a obedecer a Dios?

Dios es nuestra autoridad. Pero no es autoritario. El nos ama y busca lo mejor para nosotros. Sus mandatos nos protegen, nos hacen bien. El primer mandamiento con promesa es: honra y obedece a tu madre y a tu padre para que te vaya bien y tengas una larga vida en esta tierra. ¿Quién no quiere que a su hijo le vaya bien? ¿Qué tenga una larga vida? ¿Cómo hacerlo? Enseñándoles a obedecernos a nosotros, sus padres.

Al escribir esto me encuentro en medio de un gran desafío de ajustar mi obediencia al mandato de Jesús de hacer discípulos. De predicar el Evangelio a otros. De poner en práctica la gran comisión. Y de hacerlo como El dice que debo hacerlo.
Siempre tenemos lugar para crecer en nuestra obediencia. En nuestro amor a Dios. 


Suelo decir que elegimos educar en casa a los chicos para poder discipularlos. Que importante ver que el discipulado comienza con el bautismo y nuevo nacimiento, y continúa con una vida de obediencia a Dios. Parte escencial del discipulado tiene que ver con enseñar a nuestros hijos a obedecer todo lo que Jesús nos mandó. Esto para ellos, comienza por que aprendan a obedecernos a nosotros, sus padres.

La palabra de Dios también nos dice que debemos obedecer a Dios por temor.



Muchas veces escuché decir que no hay que tener miedo de Dios. Que Dios nos ama. Que el es bueno. Esto es cierto. Pero no debemos ir a los extremos. El autor del libro de Hebreos que escribió que nos acerquemos confiadamente al trono de gracia, también nos recordó que el Señor es fuego consumidor. No debemos perder un temor santo de Dios. Un respeto a su autoridad. Un reconocimiento de quién es El y quienes somos nosotros. No olvidemos que temer a Dios es el principio de la sabiduría.



Que Dios nos de la capacidad de ver la importancia y la trascendencia de obedecerlo. Y que al hacerlo, veamos la importancia de enseñar a nuestros hijos obediencia. A Dios y a nosotros, sus padres.


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